martes, 17 de mayo de 2016

Nació en el 4 a.d.C, tuvo discípulos, promulgó la paz, sanó enfermos, resucitó a muertos, fue juzgado por los romanos, subió a los cielos y no era Jesús de Nazaret.

Su nombre era Apolonio de Tiana y está considerado el mago o taumaturgo más importante de la historia. Nació en la Capadocia (actual Turquía), fue discípulo de Pitágoras y vegano. Viajó por Oriente y el Mediterráneo, siendo seguido por discípulos, a la ciudad de Éfeso la libró de una plaga, en Corintio practicó exorcimos y expulsó demonios, en Babilonia hizo presagios y en Roma resucitó a una mujer muerta. Le acusaron de conspirar contra el emperador Diocleciano, se le imputaba haber cometido sacrilegio y durante el juicio delante de varios decenas de testigos dijo al propio emperador y a quienes lo juzgaban "No puedes detener mi alma, ni siquiera mi cuerpo" y acto seguido desapareció en medio de una gran luminosidad cegadora, quedando solamente en el suelo los grilletes que tenía puesto y que custodiaban dos soldados.
Apareció en Dicearquía (sur de Italia), continuó haciendo prodigios hasta que oficialmente murió aparentemente en Creta, dado a que después de muerto se le vio hasta en tres ocasiones como un "aparecido", en su última aparición a sus discípulos mientras se despedía de ellos se elevó verticalmente a cielo descubierto mientras se desvanecía.

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