Varias instituciones internacionales promulgaron en 1917 y 1918 la candidatura de Alfonso XIII al novel de la paz por haber creado altruistamente la "Oficina pro cautivos" y conseguir ayudar a más de 200.000 cautivos a ser repatriados.
Todo comenzó de manera casual cuando el rey de España recibió una carta de una lavandera francesa que le pedía ayuda para conseguir localizar a su esposo, quien había desaparecido durante la batalla de Charleroi. Alfonso XIII decidió tomar cartas en el asunto y logró localizar al soldado francés que se encontraba prisionero en Alemania e intermediar para que las autoridades le permitieran regresar con su esposa. La noticia de éste hecho se estendió rápidamente y miles de personas escribieron al rey pidiendo su ayuda para localizar a sus seres queridos que estaban presos o desaparecidos.
Durante el tiempo que duró la Primera Guerra Mundial consiguieron ayudar a unas 200.000 personas aproximadamente, salvando a un gran número de soldados de morir fusilados, repatriando a muchísimas familias para ponerlas a salvo, organizando barcos–hospitales y asegurándose que no sufrirían ataques, así como poner a miles de prisioneros en contacto con sus familiares.
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