martes, 7 de junio de 2016

San Guinefort el único perro que es considerado santo.

En Francia desde mediados del siglo XIII se veneraba con gran devoción a San Guinefort hasta que a principios del siglo XX las autoridades eclesiásticas se percataron que no era una persona, era un galgo, por lo cual prohibieron su culto por considerarse herético, aunque dicha prohibición no consiguió que se le siguiera venerando sobre todo los padres de niños recién nacidos.
Según cuenta la tradición en el siglo XIII el señor de Villars tenía decenas de galgos para cazar, pero tenía uno llamado Guinefort desde que era un niño al cual le tenía un cariño especial, que no usaba para cazar y que a diferencia del resto de canes vivía junto a su familia en los aposentos privados del castillo. De hecho era tanta la confianza que tenía en el animal que siempre que se ausentaba del castillo le confiaba la vigilancia de su hijo recién nacido en lugar de a su guardia personal.
Un día el señor de Villars regresó tras una jornada de caza al castillo y al llegar a la  estancia donde se encontraba durmiendo su hijo bajo la vigilancia de Guinefort, se encontró una escena dantesca, la cuna se encontraba tirada en el suelo junto a las sabanas que envolvían a su hijo, todo cubierto de sangre incluso las paredes, pero no había rastro de su hijo. Guinefort que tenía toda la boca manchada de sangre se encontraba tumbado junto a las sabanas ensangrentadas, el Noble creyendo que el galgo había matado a su hijo lleno de rabia dio un mandoble al animal con su espada, matándolo. Tras ésto el hombre se arrodillo llorando junto a la cuna volcada y se percató tras escuchar un llanto débil que su hijo se encontraba debajo del montón de sabanas, tras cogerlo se percató que justo al lado del niño estaba el cuerpo destrozado de una serpiente venenosa que Guinefort había matado.
Arrepentido al darse cuenta que su fiel amigo lo que realmente había hecho era proteger a su hijo, decidió enterrarlo en las cercanías del castillo y plantar varios robles alrededor, honrando su memoria llevando flores todos los días. Éste hecho pronto llamó la atención de las gentes del lugar y pronto se extendió la historia por toda la región, acudiendo muchos en peregrinación al considerar al animal un mártir, pronto se le atribuyeron curaciones "milagrosas" sobretodo de niños pequeños enfermos, por lo que su culto se extendió como la pólvora al considerarlo santo. Tal es la devoción que sigue aún existiendo en Francia que tiene una festividad, el 22 de Agosto, y una oración dedicada "San Guinefort, protégenos de los idiotas y las serpientes malvadas".

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